Mi lista negra



“Mi mayor debilidad es que me preocupo por las cosas que me importan, y las cicatrices se encargan de recordarme que el pasado es real”.

Raymond Reddington se entrega al F.B.I. en su mismísimo cuartel central simulando ser un común visitante. Al chequear su documentación,  suena la alarma y desde todos los lugares cientos de agentes salen con sus armas para apuntarlo y reducirlo. Uno de los criminales más buscados se entrega mansamente dispuesto a colaborar, con la única e innegociable condición que solo hablará con Elizabeth Keen, una agente novata especializada en análisis de perfiles criminales.
Reddington proporciona información que le permite a los federales cargarse a un terrorista como prueba que su información es precisa . Es su carta de presentación que encarna la certeza que cuenta con una lista de criminales que el F.B.I. busca de hace mucho tiempo y de otros muchos de los cuales desconoce de su existencia. Con todos ellos Raymond ha hecho negocios o ha cosechado viejas enemistades. A esa lista la llama su "Lista Negra".
Raymond Reddington es el personaje encarnado por James Spader  ("Sexo, Mentiras y Videos"; ' Boston Legal") en la serie "The Blacklist" y lo hasta aquí narrado es el inicio del primer episodio de la temporada uno de las siete  que hasta la fecha llevan emitidas desde el año 2013. Spader, un especialista en interpretar personajes freaks, lleva a Reddington a navegar en esas aguas tan difusas en que los nobles sentimientos se funden con las zonas más oscuras del ser humano.
"The Blacklist" me lleva a pensar que, de una manera u otra, todos tenemos una lista negra registrada en algún lugar de nuestros corazones. Personas que desearíamos resetear de nuestra memoria para condenarlas al más cruel de los castigos, el olvido.
Pero más allá de la serie, Spader y mis enconos personales, rescato "The Blacklist" una escena. Quizás una que no pueda describir a la obra en general, pero que me resultó de una belleza inusitada en tiempos en que nuestra coraza de cinismo no permite ciertos lujos.
La escena en cuestión muestra a Spader ayudando a no morir a quien años atrás dedicó parte de su vida a perseguirlo y tratar de encarcelarlo con nulo éxito. Pero en esos mismos momentos, se está a punto de destruir la última pared que  obstaculiza que ambos sean asesinados por un enemigo en común.
En esos momentos Spader/Reddington pasa lista a sitios y momentos a los que desearía volver por última vez antes que la muerte lo tome por asalto. Lugares paradisíacos con momentos excepcionales todos . A pesar de ello el protagonista puesto a quedarse con un único momento y lugar, elige el más simple y probablemente el más profundo.
Una simple y a la vez excepcional demostración que llegado el momento crucial de últimas elecciones, difícilmente elijamos el cumplimiento de un castigo o viejas venganzas. En esos momentos, fatalmente tardíos, caemos en la cuenta que nuestras listas negras son mochilas demasiados pesadas para llevarlas a lo largo de nuestras vidas.
Gracias Spader por invitarme para reflexionar sobre todo eso, espero que no sea demasiado tarde.
Los dejo con la escena en cuestión...


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