jueves, 25 de agosto de 2016

Paja o Muerte.


Nos hemos enamorado de nuestras ideas, a tal punto que encontrar quienes piensen de idéntica manera (no similares ni parecidas...idénticas) nos envuelve en un estado de paroxismo.
Como adolescentes, de cualquier sexo, encontramos  en el goce masturbatorio de nuestras creencias la reafirmación del estado de gracia divina que nos ha iluminado para llegar a ellas.
Hernan Casciari sostiene una particular idea acerca de la edad de los países, el estado emocional e intelectual de los argentinos militantes de las redes sociales parece darle la razón  al escritor Mercedino, en su hipótesis que sostiene la adolescencia de la Argentina y por ende la de sus habitantes.

Los motores de búsqueda de las redes, en un uso de la big data que se recoge en la web de la cual no tenemos ni idea; ese desenfreno pajero nos hace encontrar con otros que piensan de igual manera.
En un Argentina tan especial (la de las redes sociales), la mitad de ella piensa que el 10 de diciembre de 2015 se terminó una dictadura. Paradojicamente la otra mitad piensa que a partir de esa misma fecha es la que le dió nacimiento a los verdaderos dictadores.
En ese soliloquio, nos alejamos cada vez más, hasta el límite de la negación de cualquier voz apenas disidente a nuestros pensamientos.
En un tsunami de hormonas desbordadas ciertas palabras nos van acercando de manera suave e incandescente al climax. 
Liberal, menemista, reaccionario...hummm, Panamáma Papers, Fino Palacios, represores, ahhhh, Gorilas, Gobierno de Ceos, soberbios, corruptos, ahhhhhhhh, nazis, insensensibles, macartistas, ahhhh ahhhh no doy más, procesistas, torturadores, hambreadores del pueblo, si, si, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii me voy, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Sueños Compartidos, Schocklender, Boudou, ayyyyy, La Rosadita, Fariña, Lazaro Baez, De Vido, ahhh que rico, Montoneros, Bolsones de Lopez, Monjas Truchas, Hotesur, ay dios me muero, Setentistas, desestabilizadores, Korruptos, La ruta del dinero, no no no doy mas más te voy a acabar ego mio, ahhhhhhhh.
Lejos de condenar al averno a los ejercitantes de tan sagrada práctica sexual que nos ha dado tantas alegrías, noto que ella se ha transformado en un culto en donde próximamente beatificaremos a miles.
Sepanme disculpar por la nostalgia, pero extraño el debate de ideas por más caliente que se pusiera, esa olvidada costumbre de escuchar al otro aunque no compartiéramos una puta idea. 
En definitiva, extraño hacer el amor y si eso es pedir mucho, por lo menos echarnos un lindo polvo.

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