Medallones de Orgullo



Los argentinos, tan afectos a maridar toda  representación deportiva nacional de cualquier deporte que llega a cualquier torneo con cierta expectativa de triunfo con la Patria, adhesiones ideológicas de sus integrantes, y la difusa noción de algo llamado "Ser Nacional"; me tienen sinceramente hartos.
Pareciera que, la obtención de un campeonato mundial o una medalla dorada fuera la única posibilidad que estos deportistas que nos representan en cada evento pudieran obtener de manera  oficial el certificado que acredite su  ADN Argento.
Hoy les escribo a los otros, a los que habiendo obtenido resultados históricos anteriormente y quedaron eliminados de manera prematura en las Olimpiadas de Rìo 2016 o lo que estuvieron a punto de arañar la hazaña y se les escurrió como arena entre las manos sobre la hora. por múltiples motivos o por la mala suerte que conlleva cualquier actividad humana.
A las chicas del hockey, que sobrellevando el retiro de la mejor jugadora del mundo y que formaba parte de ese equipo, el recambio generacional inevitable en cualquier disciplina y un caos institucional que las hizo ser conducidas por cinco técnicos en cuatro años y cuya Federación Nacional estuvo conducida por ese emulo berreta de Jauretche, que se creyó capaz con la incapacidad disimulada de un sobrador de cuarta ,de conducir la Jefatura de Gabinete de un Gobierno Nacional, fundir un club de Fútbol y destrozar la planificación de años en el hockey Femenino.
A los pibes del handball, quienes en su segunda presentación Olímpica se le escapó la clasificación a cuartos de final en dos partidos sobre la hora, contra dos potencias cansadas de subirse al podio.
Los chicos del volley terminaron primero en su zona ganándole al campeón del Mundo, jugando la siguiente etapa contra el último de la otra zona que para desgracia fue Brasil. Y en una noche intratable los brasileños se llevaron las ilusiones de un equipazo para mejor ocasión. Ganó el que mejor jugó esa noche, nada que reprocharse.

Pero fundamentalmente estas lineas van dedicadas  a los tipos que durante quince años, y cuyas victorias me emocionaron hasta las lágrimas y sus derrotas no lastimaron demasiado porque cicatrizaron rápidamente ante la entrega, corazón y talento que dejaron en cada noche en que se fueron perdedores.
La Generación Dorada del Basquet, esos jugadores concebidos en la incubadora de la Liga Nacional de Basquet ideada por León Najnudel, posteriormente  exportados a las Ligas Europeas más competitivas  para finalizar recalando muchos de ellos en el Planeta Intergalactico llamado NBA. Entre ellos uno, que no fue el primero de aquel desembarco en la Liga Basquetbolistica más rutilante del orbe. Antes que él, Pepe Sanchez y el Colorado Wolkowyski.   habían inaugurado la presencia argentina en la Cuspide del Mundo Basquet; no contabilizando la anterior elección del gigante Jorge Gonzalez en el draft de selección de jugadores y que fuera fichado por Atlanta pero sin lograr debutar en la Liga, y cuyo final de su vida, sumido en las enfermedades y la pobreza luego de deambular como luchador; pareciera emparentar su final a la del Mono Gatica .




Pero después llegó Manu Ginobili y de allì en adelante su derrotero en los San Antonio Spurs, marcó a fuego la historia del basquet argento. La remó de abajo, desde aquella primera temporada, en donde me cansé de putearlo a Tony Parker  ya que mi argentinidad al palo entendìa que el Francés se había emputecido en no darle un pase a Manu, aunque el bahiense estuviera solo ante el aro. Desde aquel lejano 2002    a su cuatro anillos de campeón en esa Liga de extraterrestre con ropa de basquebolistas, Manu fue la cabeza visible de una cofradìa de jugadores talentosos y corazón talle XXXL que llevaron al basquet argentino a lugares inimaginables.  Emanuel Ginobili, Pepe Sanchez, Fabricio Oberto, Luis Scola, Andres Nocioni, Hugo Sconochini, Alejandro Montecchia, Carlos Delfino, Walter Herrmann, Leonardo Gutierrez, Pablo Prigioni y Ruben Wolkowyski, fueron casi la legión originaria que tejió quince años de gloria del deporte argentino.





El año 2002 pudiera ser señalado como la fecha del parto de la leyenda. En Indianapolis, esa banda de atrevidos (PEPE SANCHEZ, MANU GINOBILI, ALEJANDRO MONTECCHIA  FABRICIO OBERTO, LUCAS VICTORIANO,  GABRIEL FERNANDEZ, HUGO SCONOCHINI, LUIS SCOLA, LEO GUTIERREZ ,ANDRES NOCIONI, LEANDRO PALLADINO RUBEN WOLKOWYSKI) le infligieron la primera derrota al "Dream Team" desde el año 1992, fecha de ingreso a los torneos FIBA de los jugadores estadounidenses que competían en la NBA. Hasta ese año los yankees armaban sus selecciones con jugadores del basquet Universitario peleando mano a mano con la hoy extinguida URSS el liderazgo del basquet mundial. Aquel resultado asemejable a un milagro conmovìa al mundo del basquet; salvo para la cabeza y corazón de los jugadores argentinos y su cuerpo técnico. Ese campeonato será recordado por la final perdida en tiempo extra contra otro paìs extinguido (Yugoslavia)  y con un arbitraje algo más que controvertido. Resulta dificultoso ver la repetición del partido mas de cien veces y que , en algunas de ellas pareciera dudoso el foul no cobrado a Montechia que nos hubiera dados dos libres a poco del final y a cinco centímetros del título. Pese a la proeza del subcampeonato mundial y sin Ginobili en la cancha por una lesión sufrida en semifinales, una espina se clavó en el corazón de ese equipo que solo el titulo olímpico logrado en Grecia pudo extirpar. En una sábado del 2004 inolvidable madrugué para ver a Manu y Cìa. subirse a lo más alto del podio, y terminar la tarde con el primero oro Olimpico del fútbol, de la mano de ese tipo tan incomprendido como es el loco Bielsa.

Grecia fue el éxtasis completo,( Wolkowisky, Nocioni, G. Fernández, Scola y Oberto. L. Gutiérrez y Herrmann. Delfino, Sconochini, Montecchia, Ginóbili y J. Sánchez.) En  el primer partido derrotando a aquellos que le ganaron la final en Indianapolis pero ya con otro nombre de país (hoy tambien inexistente), Serbia y Montenegro. Esa pirueta de otra galaxia de Manu en el último segundo que hizo un doble casi tirado desde el piso, produjo la exorcización de los demonios que había dejado la derrota en el  Mundial del 2002. Un nueva victoria al Dream Team y el Titulo de Campeón Olímpico. Imposible agregar otra alegría en un campeonato.




En el Mundial 2006 jugado en Japón, los nuestros terminaron cuartos ,( Wolkowisky, Nocioni, G. Fernández, Scola y Oberto. L. Gutiérrez y Herrmann. Delfino, Prigioni, Farabelo , Ginóbili y J. Sánchez) , perdiendo por un punto ante España la semifinal y un triple esquivo que se negó a entrar en la agonía del partido lanzado por el Chapu Nocioni, La Generación Dorada seguía haciendo historia.
En los Juego Olimpicos jugados en China en el 2008 (Luis Scola,   Emanuel Ginóbili, Román Javier González,  Fabricio Oberto ,  Pablo Prigioni ,Antonio Porta, Carlos Delfino, Paolo Quinteros,  Leonardo Gutiérrez,  Andrés Nocioni, Juan Gutiérrez, Guillermo Federico Kammerich)  los argentinos se volvieron a subir al podio con el bronce ganado a Lituania.

En el Mundial del 2010, jugado en Turquìa. (Luis Scola, Juan Pablo Cantero  Román Javier González,  Fabricio Oberto ,  Pablo Prigioni  Carlos Delfino, Paolo Quinteros,  Leonardo Gutiérrez,  Andrés Nocioni, Juan Gutiérrez,  Guillermo Federico Kammerich y Hernan Jasen ) y sin Ginobili obtenían el quinto puesto derrotanto a España por ese lugar y logrando un suerte de revancha de aquella semi perdida a manos de Gasol y Cía.
Londres 2012, ((Luis Scola,   ,  Pablo Prigioni  Carlos Delfino,  Leonardo Gutiérrez,  Andrés Nocioni, Juan Gutiérrez,  Guillermo Federico Kammerich ,Hernan Jasen , Facundo Campazzo, Manu Ginobili, Nicolas Laprovittola, Martin Leiva , Marcos Mata, Paolo Quinteros)  nos vio llegar cuarto perdiendo contra Rusia la medalla de Bronce de aquellas Olimpiadas.  La edad de los líderes de esta generación, la prohibición de los clubes de dejar participar a otros, comenzaban a minar las posibilidades de llegar al podio al cual tanto nos habíamos acostumbrados.
El Mundial 2014  ((Luis Scola,   ,  Pablo Prigioni   Leonardo Gutiérrez,  Andrés Nocioni,   , Facundo Campazzo, Nicolas Laprovittola,  Selem Safar, Walter Hermrmann, Matìas Bortolin, Marcos Delia, Tayavek Gallizzi) , nos vio llegar décimo primeros, marcando de manera notoria que comenzaba el cenit de esta enorme camada de jugadores que ya tenían asegurada la entrada a la historia grande del deporte argentino.
En esta noche de agosto, luego de intentar repetir las hazañas del 2002 y 2004 con los únicos cuatro sobrevivientes del comienzo de la leyenda y con cuatro juego olimpicos sobre la espalda (Manu, Luisfa, Chapu y el Lancha), Facu Campazzo en su segunda experiencia olimpica y con las nuevas generaciones debutando en los Juegos (Nicolás Laprovittola, Patricio Garino, Nicolás Brussino, Gabriel Deck, Marcos Delía, Leonardo Mainoldi y Roberto Acuña)   las diferencias fìsicas y de juego resultaron demasiado escollo a superar aùn para estos continuos generadores de gestas deportivas,  resultando emocionante ver a Manu sin Pelo y casi sin nafta, al Chapu sosteniendo con el corazón ese cuerpo que ya no resiste el fragor del cuerpo a cuerpo de los estadounidenses durante más de media hora sin pausa ni sosiego, el Luifa haciendo todo lo que puede hacer que ya no es el todo de una década atrás y al Lancha Delfino ayudando desde la banca cuando el equipo lo requiera pese a los tres años y medios sin poder jugar por culpa de una cadena ininterrumpida de lesiones que castigaron sus piernas hasta la inmovilidad. Para el futuro queda el talento y los huevos del Facu Campazzo encarado en un cara a cara a un morocho que le lleva cuarenta centímetros de altura. Garino, Laprovita y otro muchachos se va forjando a prueba de garra y corazón para encarar la cíclope tarea de ser el relevo de estos monstruos. Me queda la sensación que todos los que nos sentamos a ver ese partido y los que estaban en Río alentando sin parar, no esperábamos ganar por saberla esta vez una misión imposible. Nos sentamos frente a la tele, o fuimos al estadio para disfrutar la despedida de estos cuatros, últimos en despedirse de toda una generación que dio sobrados motivos para despedirlos con aplausos cerrados, gritos al borde de la afonía y en la distancia con una sonrisa por todo los que nos dieron; aunque alguna lágrima traicionera quiera empeñarnos la visión por tener la certidumbre de tiempos que no volverán mezclada con la emoción de haber sido testigos de esta generación maravillosa de personas que tuvieron la particularidad de ser basquetbolisticas.
Ginobili pudo haber adoptado postura de divo, al cual nadie le arrebatara el papel protagonico. Por el contrario, la capitanía, el liderazgo, la ascendencia sobre el grupo fue asumido de manera indistinta por Scola, Nocioni, Manu,  y algunos más de la brigada primigenia. A ese cero vedetismo, visto de manera incomprensible para un tradicional futbolero,  acostumbrado a ese festival de egos (muchas veces sin respaldo) a los que nos tienen acostumbrados desde las estrellas de la selección hasta el ignoto goleador de un equipo recién ascendido; hay que destacar esa naturalidad para hablar sin un chip preformateado contenedor de frases huecas y usadas para todo tipo de preguntas dotadas de un maltrato escandaloso del castellano. Esos analisis del partido recien terminado y con ciento veinte pulsaciones a cuestas, que nunca se escondieron en encontrar a un villano provocador de la derrota y el elogio generoso al mejor jugador del equipo propio, sea este un amigo de viejas batallas o ese pibe que viene dando sus primeros pasos. Una generosidad a prueba de balas para socorrer al compañero para doblar la marca, la elecciòn del mejor pase para quien  se encuentra libre por encima del lucimiento individual. 
Un equipo en serio, con mayusculas; inevitablemente tiene que estar conformado por buenos tipos. Por eso a estos ultimos cuatros que se despiden en Rìo, y todos aquellos que conformaron los equipos de todo este siglo, no existe otras palabras que decirles: GRACIAS POR TODO, POR LAS ALEGRIAS DE LAS VICTORIAS, POR LA ENTREGA EN LAS DERROTAS, POR ENSEÑARNOS LA IMPORTANCIA DE TRABAJAR EN EQUIPO, POR LA HUMILDAD Y POR EL TALENTO.








Comentarios

  1. Linda, merecida y justa nota. Me trae a la memoria lo que dijo de ellos Germán Chiaraviglio, gran saltador con garrocha: "Estos muchachos dejan la vara muy alta".
    Llegarán otros pibes que estarán a la altura del desafío.
    Un abrazo.

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