viernes, 25 de marzo de 2016

El placer del fútbol eterno.




En un lapso de dos semanas, se despidieron de este mundo dos glorias del fútbol. La primera, Roberto Perfumo "El Mariscal", figura indisolublemente vinculada a Racing de Avellaneda, más allá que el cenit de su carrera logró hacer muy feliz a otro de los grandes equipos del fútbol argentino, River Plate; siendo parte del equipo dirigido por Angel Labruna que después de dieciocho años de sequía; logró obtener un nuevo titulo local.
En el día de ayer, veinticuatro de marzo, desde el otro lado del océano se despidió uno de los jugadores que ganaron su entrada al Olimpo de los más grandes siendo el capitán de una de las selecciones más reconocidas dentro de la historia del fútbol. Johan Cruyff. El holandés, fue el estandarte de uno de los más brillantes proyectos  futbolísticos mundiales (El Barsa de Messi, forma parte de un planeta futbolero que rocoge a los mejores de cada país del Mundo y que forma parte de un mundo distinto,sin que ello signifique el mínimo menoscabo al fútbol exquisito que práctica).
Desde el Ajax holandés se germinó ese fenómeno hasta ese momento inédito, que se dió en conocer como el fútbol total, en ese Ajax tuvo la base del seleccionado que impactaría al mundo años después, ganando varias tornos Locales y la Copa de Europa ante el Inter de Italia, cuyo fútbol seguía bajo las sombras de la obsesión defensiva ideada por un argentino denominado "catenaccio". Llegaron al Mundial del 74 en aquella República Federal Alemana, para que el mundo los terminara conociendolos como la "Naranja Mécanica". Defensores en plena posición de ataque, delanteros corriendo al rival como un defensor experimentado y una explosión para poner quinta y llegar al área rival a una velocidad nunca vista para la época. 
Perfumo fue con Racing, campeón local, de América y del Mundo. Lo impredecible del fútbol, lo hizo protagonista de una desgraciada jugada con la selección argentina, que provocó nuestra imposibilidad de llegar al Mundial de Mexico 70, cuando los peruanos nos ganaron en la última fecha de aquellas eliminatorias en la Bombera. Cuentan los corrilllos de aquella época, que aquella desgraciada jugada lo sumergió en una depresión que lo obligó a buscar nuevos horizontes recalando en Brasil jugando para el Atletico Mineiro con quien fue tres veces campeón de la Liga, y obteniendo la Copa Mina Gerais. Su vuelta a Argentina con River una serie de campeonatos y su retiro en el 79.

Pero un día tan descomunales jugadores se vieron cara a cara en una cancha. Fue el 26 de junio de 1974 en la ciudad de Gelserkirchen. Por la primera fecha de la segunda fase de aquel mundial Holanda-Argentina se encontraron frente a frente. David contra Goliath, una diferencia notoria de funcionamiento y calidades fútbolisticas hicieron que la vieja historia fuera de cumplimiento imposible. Y ese día el fútbol fue totalmente lógico, Holanda nos borró de la cancha desde el inicio del partido. Perfumo y Cruyff, capitanes ambos de tan dispares equipos. Los naranjas pasaran a la historia como el equipo participante de un Mundial, más elogiado que el equipo que finalmente terminó siendo campeón; aunque deduzco que eso a los alemanes poco les importe.
Como tierno recuerdo de un fútbol al que uno ama, pero que producto de tanto mercantilismo, ese amor ha devenido en una convivencia desgastada, dos anecdotas.
El arquero argentino Daniel Carnevalle, demorada cada salida del arco de manera tal de encontrar una forma que la derrota no se convirtiera en derrota vergonzante. Ante esa cautelosa actitud, el capitán del equipo (Perfumo) permanente le gritaba "sacá carajo", a manera valerosa demostración de poder perder de forma abultada, pero sin que que ello signifique evitar dejar todo lo que se tenga cuando uno se viste la camiseta argentina.
La otra, escrita por el mismo Cruyff en el año 2007 donde recuerda aquel partido, donde fueron tan superiores, escrita con una humildad y respeto por los rivales de la manera en la que solo los grandes los puede hacer.
Se fueron dos grandes, los vamos a extrañar y sus partidos serán el fruto de charlas con las nuevas generaciones. Necesitamos más de estos tipos, esos que reafirman que el fútbol es un amor inexplicable.


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