domingo, 15 de diciembre de 2013

El corazón como rehen



El amor es un estadio maravilloso. Cada uno lo siente, comparte y lo transmite como puede. No tiene fórmulas para vivirlo, ni manuales para hallarlo. Al no existir un plan para dar con el, lo habitual es que nos sorprenda cuando menos lo esperamos. 
Dentro de aquellos que lo encuentran, hay muchos que lo disfrutan hasta el final de sus días. Otros lo disfrutan con fecha de vencimiento. Si a la fecha de expiración se llega con hijos en común, el paraíso puede tornarse en un infierno muy rápidamente.
Si perjuicio de que en cada separación haya un montón de amigos, relaciones y familiares que quedan atrapados en algunas de las dos trincheras; como los chicos son utilizados para dañar al otro son de esos conflictos muy dificiles de explicar racionalmente.
Diciembre, con sus festividades de fin de año y culminaciones escolares; es un mes ideal para las extorsiones afectivas.
Se pega donde más duele, y eso va minando las resistencias de la madre o el padre a quien le retacean el encuentro con su hijos.
No te atienden el teléfono, cuando alguien se digna a atender desde el otro lado de la línea es una voz que te anuncia que el pibe no tiene ganas de hablar con vos.
Cuando se produce el encuentro, te lo mandan vestidos de mendigos y uno se pregunta donde quedó toda esa ropa que le compraste.
Y las fiestas son el escenario ideal para despegar todo el arsenal de venganzas por haberte ido, estar viviendo con otra persona o simplemente haber dicho que hasta llegó el amor.
Papa Noel, parece vestirse Rambo y detrás del arbolito parece que te espera un soldado munido con una AK 47.
Los abogados hablan por la pareja, pero solo lo pueden hacer de lo que se puede tratar en un juzgado. No hay revocatoria para impugnar al egoísmo. No hay recurso procesal, para que vuelvan esas tardes de domingo con risas en un parque. Las re vinculaciones familiares, no surgen de un escrito jurídico.

Diariamente, los informativos no muestran casos de secuestros con tomas de rehenes. Aparecen dos o tres delincuentes encañonando a algún integrante de familia. Luego de varias horas de negociaciones con la policía y la justicia, los criminales se entregan; habitualmente con una final feliz donde no hay que lamentar la pérdidas de vidas. Después los jueces encuentran la figura legal y a este hecho y a su protagonistas se lo castiga con un pena privativa de la libertad.
Mientras tanto, miles de chicos son productos de secuestros afectivos por parte de uno de padres. No hay cámaras de televisión, ni patrulleros, ni negociaciones.
No hay castigo para quien a una criaturas alecciona el odio hacia el otro integrante de su familia. Marcas en tiernos corazones que difícilmente cicatricen. 
Presiones nunca blanqueadas de incrementar la mensualidad para dejar de negar la visita del otro padre.
De tanto adoctrinar, se llega a la imposible comunicación con los hijos. Celulares que nunca contestan, mensajes textos o mails que caen en el vacío.
De esa manera vamos cargando a los chicos con las más acentuadas de nuestras miserias. En nombre de amor filial, y la eterna preocupación para lograr lo mejor para ellos, solo buscamos dañar al otro llevandonos puestos a nuestros hijos. Y ni siquiera queremos hacernos cargo de nuestros profundo egoísmo, buscando como mejor salida echarle la culpa al otro. Diciembre tiene un marketing nos parece transformar a todos en más buenas personas. tener al corazón como rehen nos demuestra que estamos muy lejos del cielo y que el infierno es el barrio en que vivimos para desarrollar nuestros afectos.




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