domingo, 18 de agosto de 2013

Perico, Necochea, Antartida

Tres ciudades de la Argentina. Tres momentos distintos de la historia del país. Un denominador común. Cuando a alguien se le queman los papeles, y los votos te eligen como perdedor, hay que apelar a un resultado positivo en lugares pintorescos para negar la verdad de la milanesa.
La ciudad de Perico (Provincia de Jujuy), se hizo famosa por Carlos Menem cuando empezó a negar que los dados estaban echados y sus sueños de estar catorce años en el poder se hacían añicos contra la realidad de los escrutinios. Corrían fines de los noventa.
Necochea, fue estandarte del Momo Venegas para querer desconocer que Rodriguez Saá no iba a ser protagonista de una hipotética segunda vuelta. Transcurrían tres años del siglo veintiuno.
Como un cuento conocido pero que uno pensaba que no se iba a volver a escuchar, Cristina Kirchner repitió hace dos días la misma lógica y marcó como hecho contundente su victoria en las urnas en la Antártida (donde votan menos de cincuenta tipos). La segunda decena de este siglo viene llegando a su primera mitad.
Distintas culturas políticas, capacidades y limitaciones. Una misma reacción..Como un imputado de un delito aconsejado por su abogado, la primera reacción es negar todo. 
Más allá de adhesiones o críticas al actual proyecto político en el poder, esta redacción no está preocupada por los resultados electorales. Porque la gente elige, debe tener alguna razón. Y como no tenemos ningún sociólogo entre los nuestros, carecemos de poder intelectual  para desmenuzar científicamente porque la gente votó como votó. Tenemos una sensación mayoritaria, que es que  los argentinos se cansan después de más de diez años de cualquier proyecto. Bueno o malo, el tiempo desgasta y la gente se cansa.
Los kirchneristas anuncian la vuelta de la derecha, el triunfo del sistema por sobre el pueblo y manejan como variable que la gente es desagradecida. Y anteponen las mejores diez medidas para que querer negar el resto.
Los antikichneristas anuncian la vuelta de la república, el retorno del consenso y el respeto de la división de los poderes. Valores que de los cuales muchos de ellos se cansaron de mandar al cesto de los papeles en los momentos de ocupar el poder, o por no haberlo ocupado nunca hablan con la pureza de los mentirosos.
Nos tiramos con los porcentajes de nuestras victorias, como matones de barrio. El cincuenta y cuatro por ciento de los k, parecía dar fin a toda discusión política y al que tenía una visión distinta era un agente de los intereses más espurios y representante de la oligarquía, aunque no pudiera llegar a fin de mes. Y los que te explicaban la revolución era tipos que vivían en barrios de clase media alta, y querían dar clase magistrales acerca de la pobreza.
Ahora, que pareciera que la taba se da vuelta, los anti k te castigan por defender políticas de redistribución de la riqueza que este gobierno generó.
Aunque queremos tratar de cumplir nuestra promesa de no escribir sobre política en este blog., estas elecciones nos obligan por lo menos a abordar el tema desde otro lado.
Porque si a algún politico en el poder le va mal, las consecuencias se las cargan cuarenta millones de tipos que viven en un lugar de Latinoamerica, denominada Argentina. Siempre habrá por lo menos dos millones que, cualquiera sea el número que caiga en la ruleta, siempre tienen la postura a ganador.
Nada está decidido, creemos en el futuro si se construye de forma colectiva. Aún teniendo la convicción que esta sociedad puede apostar a suicidarse, respetamos la voluntad de la mayoría. Pero defenderemos con mayor vigor, la opinión de las minorías, porque casualmente siempre militamos en ese espacio. Solo estaremos atentos a defender nuestro derecho, que nadie nos ha regalado, a que nadie nos trate de boludos.

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