Ella no podía darse el lujo de perder la virginidad a manos de un impresentable para su familia.
El no podía creer que, acariciar parte de su cuerpo pudiera ser su mejor logro afectivo.
Siempre fueron personas que no podían encontrarse, pero el amor hace cosas raras.
La lógica logró otro victoria, y el romance fue lo fugaz que la cordura indicaba.
El tiempo agiganta, y embellece historia. También separa a la gente, de manera tal que muchas veces (la mayoría) un nuevo encuentro queda afincada en el continente del que pasaría si.
Internet, las redes sociales han puesto ese paradigma en duda, y en muchos casos lo ha destrozado.
Ciertamente los pensamientos en un domingo por la tarde recordando a alguna persona y no tener ninguna herramienta para encontrarla; en la que lo que los únicos elementos pueden ser agendas de teléfonos amarillas y en las cuales ningún teléfono tiene como primer numero de la característica el cuatro, hace que ese pensamiento muera en una densa melancolía.
Esa misma acción, puede variar de sentido y de resultado con tan solo "googlear" un nombre y un apellido. Y esa búsqueda encuentra el resultado adecuado, empieza otra manera de ver las cosas, a manera de reciclado.
A veces la vida, como para jugar una mala pasada, permite los reciclajes emocionales. Esos reciclajes que no dañan el medio ambiente, pero dejan marcas en los corazones.
El reciclaje permite recuperar hechos, vivencias o sucesos imaginarios. El único problema es que, aparecen en momentos en que los protagonistas se encuentran vinculados a otros seres.
Será la ansiedad de un deseo obsesivo? Si lo es, debe convivir con la existencia otras personas, en la cual se han sumado nuevos actores que imposibilitan el reestreno de una obra a la cual se han sumado nuevos actores de reparto.
La potencia de los caracteres se han puesto proporcionalmente inversos a la firmeza de las carnes y esa dificultosa recreación de encuentros carnales en lugares que, en otra épocas tenían un excitante encanto y que hoy solo mantienen ese pertinaz olor a desinfectante
La fantasía de recrear grandes momentos, quizás nunca sucedidos devenidos rápidamente en reproches por la atención obligatoria a smartphones que suenan en momentos inoportunos.
Agendas que se completan y molestan al otro. Continuas imposibilidades de encontrarse. Nombres guardados con seudónimos en los directorios de los celulares.
Y el comienzo de algunas certezas....como ser que algunos encantos se han vueltos manías dificiles de soportar.
Quizás la versión más problemática de estos reciclajes sea la de los encuentros no consumados, que potencian hasta el infinito las irracionalidad del imaginario.
Anidamos la esperanzas que, los buenos recuerdos, las buenas historias y los buenos amores; se hayan mantenido en ese mismo lugar y de la misma manera. Pero ya lo sabemos, el río nunca es el mismo.
El agua pasa a manera de días, meses y años. Pasa a manera de parejas, divorcios, hijos, alegrías y frustraciones. Pero seguimos alimentando la esperanza que nosotros no cambiamos y de esa esperanza o necesidad, nace la idea que los otros tampoco hayan podido cambiar.
Siempre existe el deseo de volver a hacer el amor, en ese banco de dibujo en la cual alguna pared de oficina perdió su pintura y su revoque. Pero los bancos están muy altos, y es posible que rapidamente los dolores de cintura aparezcan
Aunque es posible en que ese nuevo encuentro, de aquella adolescente reprimida, descubras en su cuerpo en esta mujer algunos tatuajes inimaginables y excitantes
Los tiempos se acortan para el vértigo, y aunque el vértigo dure un lapso corto, a esta altura de partida produce mareos.
Existe en estos nuevos encuentros, algunos elementos nuevos y que no existían en aquellos otros lejanos. El escepticismo, no era una palabra ni una sensación en aquellos encuentros. En forma exacerbada, este sentimiento deviene en cinismo y con el es fácil tener un poquer de ases en la manga.
Algunos de los dos, luego de haber pasado la prueba de las sábanas, trata con frases remanidas volver a atrás lugares que no se debían haber cruzado.
"El es un buen tipo, ya no lo quiero, pero me da la seguridad que vos no estas dispuesto ni siquiera a pensar en darme". "Ella a quien ya no deseo, es la madre de mis hijos y con ella construí esta familia, que no será la mejor, pero es la que no estoy dispuesto a perder"
Vendrán dos o tres reuniones en cafes cada vez con más apuro, para que ambos se den cuenta que no están para dar juego a esta partida.
Luego, lo conocido, haber tenido la oportunidad de haber vencido la barrera de alguna asignatura pendiente o alguna venganza contra su actual pareja.
El reciclaje emotivo, plantea mayores dudas acerca de donde guardarlo que la peligrosidad de acopio de pilas o baterías de celulares. Seguirá siendo por mucho tiempo, una manera de darnoa cuenta en que nos hemos puestos mayores y la que las batallas emprendidas tienen más derrotas que victorias. Vida de gente común, expuestas al juego de pasiones extraordinarias.
Quizás la versión más problemática de estos reciclajes sea la de los encuentros no consumados, que potencian hasta el infinito las irracionalidad del imaginario.
Anidamos la esperanzas que, los buenos recuerdos, las buenas historias y los buenos amores; se hayan mantenido en ese mismo lugar y de la misma manera. Pero ya lo sabemos, el río nunca es el mismo.
El agua pasa a manera de días, meses y años. Pasa a manera de parejas, divorcios, hijos, alegrías y frustraciones. Pero seguimos alimentando la esperanza que nosotros no cambiamos y de esa esperanza o necesidad, nace la idea que los otros tampoco hayan podido cambiar.
Siempre existe el deseo de volver a hacer el amor, en ese banco de dibujo en la cual alguna pared de oficina perdió su pintura y su revoque. Pero los bancos están muy altos, y es posible que rapidamente los dolores de cintura aparezcan
Aunque es posible en que ese nuevo encuentro, de aquella adolescente reprimida, descubras en su cuerpo en esta mujer algunos tatuajes inimaginables y excitantes
Los tiempos se acortan para el vértigo, y aunque el vértigo dure un lapso corto, a esta altura de partida produce mareos.
Existe en estos nuevos encuentros, algunos elementos nuevos y que no existían en aquellos otros lejanos. El escepticismo, no era una palabra ni una sensación en aquellos encuentros. En forma exacerbada, este sentimiento deviene en cinismo y con el es fácil tener un poquer de ases en la manga.
Algunos de los dos, luego de haber pasado la prueba de las sábanas, trata con frases remanidas volver a atrás lugares que no se debían haber cruzado.
"El es un buen tipo, ya no lo quiero, pero me da la seguridad que vos no estas dispuesto ni siquiera a pensar en darme". "Ella a quien ya no deseo, es la madre de mis hijos y con ella construí esta familia, que no será la mejor, pero es la que no estoy dispuesto a perder"
Vendrán dos o tres reuniones en cafes cada vez con más apuro, para que ambos se den cuenta que no están para dar juego a esta partida.
Luego, lo conocido, haber tenido la oportunidad de haber vencido la barrera de alguna asignatura pendiente o alguna venganza contra su actual pareja.
El reciclaje emotivo, plantea mayores dudas acerca de donde guardarlo que la peligrosidad de acopio de pilas o baterías de celulares. Seguirá siendo por mucho tiempo, una manera de darnoa cuenta en que nos hemos puestos mayores y la que las batallas emprendidas tienen más derrotas que victorias. Vida de gente común, expuestas al juego de pasiones extraordinarias.
Como dice Silvio:
ResponderEliminarLa cobardía es asunto de los hombres,
no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.