¨Nadie nos enseña a vaciar la casa de nuestros padres o abuelos. Ese álbum de fotos, la vajilla que usaban en Navidad, el abrigo que aún huele a ellos. Enciclopedias tiradas al lado de un contenedor. No solo es ordenar, es despedirse. Y pesa más que una mudanza¨ ( Ibon Perez)
Por alguna razón que solo los logaritmos conocen, el tweet de este periodista vasco apareció en el feed de mi cuenta de esa cloaca virtual actualmente llamada X y a la que continúo llamando Twitter. Lo escrito por él sobre comienzos de abril, me conmovió.
Caigo en la cuenta que, en tiempos cercanos las enciclopedias tiradas junto a un contenedor serán las mías.
Siento la necesidad de liberar lastre a quien por cuestiones de sangre o afecto, fatalmente deba cargar con el peso de mis cosas.
Mi vida ha transcurrido en forma analógica, cada hobby o recuerdo tiene un soporte físico.
La música ha sido coleccionada en cassettes, vinilos o cds. El placer por la lectura me ha llevado a acumular decenas, centenares, miles de libros. De igual manera y en forma paralela se han ido apilando diarios y revistas.
El amor por el cine, me llevó a guardar VHS y DVS que ya no tienen forma de ser reproducidos. Pero están ahi, ocupando estantes y cajones.
Fotos de viajes realizados con amigos, parejas, hijos y afectos que ya se han ido y cuya última morada son esos registros ; duermen en cajas apiladas en cajas que ya han comenzado a desarmarse. Postales que nos devuelven imágenes de quienes ya no somos.
Tazas, vasos, ceniceros, traídos de aquellos viajes , no han encontrado mejor refugio que los estantes llenos de polvo.
Cuadernos, libretas y agendas llenadas con palabras inconexas con la infundada esperanza que allí se hubieran albergado párrafos o ideas brillantes.
Demasiadas cosas para encargar a alguien, para que se ocupe de llenar bolsas de consorcio.
Pesada actividad a la que Emily Dickinson describió con su excelsa pluma, ¨El ajetreo en la casa Tras la muerte, al despuntar, Es la labor más solemne Que en la Tierra puede hallar. Barrer el corazón roto, Guardar el amor con pena, Que no usaremos de nuevo Hasta que la eternidad venga.¨
En este comienzo del invierno austral, otro ”dödstädning” comienza…
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