martes, 29 de octubre de 2013

Desagradecidos

Hablar de la política partidaria en la Argentina, se ha convertido en una pasión nacional. Una pasión que en muchos casos desemboca en una catarata de insultos hacia quien sostiene una posición contraria. Algunos amigos que tratan de no encontrarse, con el fin de preservar esa relación que puede estallar en mil pedazos donde el tema se vuelve el tema principal del encuentro. Familiares que evitan cumpleaños, reuniones, bautismos para que una celebración se convierta en un mal momento.
El domingo veintisiete de octubre  hubo elecciones en la Argentina. Elecciones de medio término, legislativas
El oficialismo sacó la mayor cantidad de votos como partido. Perdió en los cinco distritos más importantes, por paliza en algunos de ellos. Las dos cosas son ciertas, aunque parezca mentira. Pero esa victoria no convenció ni a los triunfadores. Por eso los defensores del actual gobierno, prefirieron después de publicitar por todos los medios posibles la victoria; tirar dardos a quienes vencieron en determinados distritos con partidos opositores. Defensores de los sectores del poder, reaccionarios, desagradecidos, traidores; cualquier descalificación fue buena para tratar de resaltar la gestión del oficialismo agrupado en el Frente para la Victoria, aunque desde la última elección se haya esfumado dos millones de votos y que dentro del FPV conviven personajes que tranquilamente pueden recibir los calificativos que fueron dirigidos a quienes supuestamente fueron opositores al modelo (aunque muchísimos de ellos hayan formado parte en algún momento del actual momento).
No vamos analizar los resultados electorales. Quizás los que vamos a tratar de describir la soberbia que se desparramó a partir de conocerse los resultados y que contagió a todos los sectores políticos por igual.
En la Provincia de Buenos Aires, Sergio Massa con una sonrisa digna de publicidad de pasta dental se propone como lo nuevo contra lo que pareciera el fin de ciclo del kirchnerismo (a pesar de haber formado parte de este gobierno en cargos de vital relevancia como la Jefatura de Gabinete) y su lista de candidatos se encuentra conformada por gran parte de los que hasta hace media hora integraban la primera fila de aplaudidores de los discursos presidenciales. Una capacidad para reconvertirse, signo de identificación del ADN del PJ.
En la Capital Federal, Mauricio Macri sigue insistiendo después de cada acto eleccionario donde su partido resultó triunfador en querernos convencer que es un gran bailarín y la política una herramienta que se desarrolla en un pelotero. Una tribuna de chicos, asemejaban a un nuevo festival de Cantaniño, con una remera solapada donde Macri terminó de definir su intención de ser candidato presidencial en el 2015, en una suerte de noventismo prolijo y proclive al consenso. También como Massa, dan por comenzado el fin de la era K, y que el es el representante de lo nuevo. Aunque sus formulas de gestión se asemejan bastante al liberalismo menemista pero con un toque chic.
De la vereda de enfrente el Kirchnerismo, celebró la derrota en Capital como si el resultado fuera otro y obligó a pasea por teleconferencia a sus ganadores más contundentes, algunos de los cuales son en la practica conservadores del mejor cuño enlistados en todos los oficialismos pejotistas desde fines de los ochenta a la fecha.
Pero para quienes fue más insoportable el resultado fue para los artistas, intelectuales y militantes caracterizados K. Desde las redes sociales, en un Deja vu del discurso de Paez, apuntaron a los porteños como el nicho donde se encuentran los conservadores y fascistas para ultramontanos de la Patria. Su preocupación no fue el resultado de la elección, porque para un oficialismo con diez años en el poder seguir siendo la primera minoría es un resultado espectacular. Su desequilibrio emocional lo produce el hecho concreto que en el 2015, el presidente electo no tendrá el apellido Kirchnner. Y con ello saben que más allá de la subsistencia del kirchnerismo como movimiento político, que quedará sujeto a la comprobación contra la realidad que las convicciones puedan estar un escalón arriba sobre la militancia rentada a costa del Presupuesto público, lo que vendrá será otra cosa. El kirchnerismo esta basado en el armado desde el Poder, sin herederos naturales ni sucesores bendecidos. Y aunque lo hubiera, el peronismo tiene una larga historia de perros que le mordieron la mano al dueño.
Es decir se acabó la perpetuidad, algo que parece lógico en el juego democrático.
En la democracia, como en la vida, se juega y en el juego se gana o se pierde. Nos gusta el actual y futuro escenario político argentino? NO. Pero si te gusta ser el dueño de la pelota y llevártela cuando vas perdiendo, anda a jugar otro juego. Que el país vire hacia posiciones más conservadoras no es un hecho que nos simpatice, pero tampoco el gobierno en funciones es el paradigma de una gesta liberadora. Esa gesta que creyeron ver, los que por edad sintieron en el kirchnerismo la concreción de los anhelos de parte de una generación en los setenta. Generación idealizada hasta el hartazgo como fenómeno marketinero, y sobre la cual sus principales protagonistas que pudieron sobrevivir al genocidio militar,  debieran ejercer de una vez por todas una autocrítica sin perjuicios. Un modo de subirse al tren de la historia, al que no lograron llegar hace cuarenta años y que costó ríos de sangre. Aunque subirse a este viaje signifique obviar, en el desarrollo concreto de la teoría de tragarse sapos, escándalos de corrupción muy alejado a los principios de un gobierno popular y tan cercanos al latrocinio menemista.
Los abanderados de la década ganada, todavía siguen sin comprender porque toda esa gente por la cual este gobierno dice dejar la vida en esta elección le dió la espalda. Es tan incompresible porque el oficialismo perdió en cada localidad, desde Once a Moreno, por donde transita el Ferrocarril Sarmiento?
Un discurso que proponga más hincapié en la seguridad ciudadana, es el climax de los sectores de la derecha? Quizás haya que transitar los barrios obreros y observar el indice delincuencia de que son victimas los sectores más marginados. En el asesinato de pibes , por el fuego cruzado de las bandas que manejan la droga, o un par de zapatillas; quizás se puedan encontrar algunas respuestas.
Los que ganaron/perdieron se pregunta sobre la obscenidad de no votar por ellos. Quizás se tengan que bajar del caballo y ver en la gente de a pie, no a una horda de desagradecidos, sino a tipos que laburan todo el día y que después de doce o catorce horas fuera de su casas, desean no ser asaltados ni pensar que en cada salida del hogar te estés jugando la vida. Los trabajadores, no le deben pleitesía a nadie, nadie les regaló nada. Solo esperan un mejor futuro. Aunque a veces las opciones puedan no gustarnos. Por que el país es el otro, o por lo menos eso se decía hasta el veintiseis de octubre. No vaya a ser que todo haya sido un verso.

lunes, 14 de octubre de 2013

Hielo, en una tarde domingo



Los domingos que forman parte de fines de semanas largos con un lunes como feriado, son domingos pero no tanto. Muchos los viven como un segundo sábado, que les permite postergar la melancolía que arropa a los humanos en el cenit de sus tardes.
En estos días las confiterías porteñas suelen tener mayoritaria concurrencia de mujeres que pueblan la patria  sexagenaria, de su mayoritaria presencia ignoro los motivos . Quizás sea que después de determinada edad los que se empiezan a ir antes sean los del sexo masculino. O tal vez después de tantos años de convivencia, los caballeros consideren al fútbol como un espectáculo irrenunciable que no puede trocarse por una salida para compartir un cerveza o unos cortados.
En uno de estos días, con la primavera calentando motores transformando a los fines de semana en puertas abiertas para salir a ver el sol , decido tomarme un cortado que me ventile la cabeza y me permita desarrollar el gusto intenso por un libro bien escrito. Llevo mi libreta de apuntes para poder apropiarme de alguna frase inteligente que logre terminar alguna historia a la que le falta un disparador. 
Sobre el comienzo de la noche, me siento en las proximidades de una pantalla que muestra los últimos minutos de un partido en la Bombonera. Las imágenes sin sonido, me liberan de tener que soportar esa inacabables listas de frases de compromiso a la que recurren por igual los periodistas deportivos como los jugadores de fútbol. Un problema menos.
 A poco de llegar, en la mesa contigua se sienta un parroquiano de manera de quedar los dos cara a cara. Los mozos lo saludan, y le preguntan si va a consumir lo que pareciera ya formar parte de un rito, con el debido gesto afirmativo en un par de minutos aparece la botella de un whisky barato con el clásico baldecito de hielo. Mi vecino de mesa, con una campera de gabardina, camisa a cuadros y una remera gris  parece  haber exagerado el abrigo para la temperatura reinante. Portando una gorra, que no se sacará en ningún momento y que no logro descifrar si es para ocultar  una calvicie pronunciada o forma parte fija de su ajuar; saca de su bolsillo una pequeña hoja de anotador y una birome bic negra. Su barba canosa le dan un toque melancólico. 

La pequeña hoja tiene cuatro o cinco líneas escritas. Bebe el whisky con calma, dudo si para disfrutar cada sorbo o para que la medida dure lo máximo posible a fin de  poder sortear la escasez de fondos.
Durante más de veinte minutos, su mirada permanece extraviada. Me es muy difícil no fijarme en el, cuento con la tranquilidad de que mi actitud no le resultara molesta. Está ajeno a todo lo que lo rodea, las jubiladas de tertulia, los padres con pibes bulliciosos, el fútbol televisado y mi propia presencia. 
Por momentos, sus ojos se humedecen con mayor intensidad para luego sin encontrar el motivo de ello, sus ojos se vuelven calmos y tristes. Su mirada parece estar dominada, con mayor o menor posibilidades de lágrimas, por el dolor. 
En esos minutos parece realizar un viaje intenso hacia otros momentos de su vida. Me intriga poder leer esas cuatro líneas escritas en esa pequeña hoja. Durante el tiempo que permanezco en el bar, no le veo escribir ninguna a las que venían en el papel desde el momento en que la sacó del bolsillo. 
Su imagen cargada de tristeza, me invita a tratar de imaginar a que lugar de su alma dirige su mirada. El final de una pareja?, la muerte de un ser querido?, el abandono de toda una familia?. Ninguna respuesta me parece dirigida hacia algún lugar feliz de su existencia. Ese hombre se encuentra solo en un lugar colmado de gente. Su viaje interior lo abstrae de cualquier tipo de contacto. La tristeza de su mirada me abruma, me empieza a resultar incómoda y siento que su retrato del  desencanto me empieza a resultar contagioso.
Pagó mi café, guardo el libro que no hojeé. Me voy, deseando que ese hombre encuentre en su mirada algún lugar que le dé descanso a tanta angustia. 
Los domingos no parecen ser todos iguales, pero este  cumple todos los parámetros.



miércoles, 2 de octubre de 2013

¨ La Vida que pensamos¨ . Sacheri en estado puro

Eduardo Sacheri, escritor nacido en Castelar en el Oeste del Gran Buenos Aires, es un autor reconocido de manera poco usual para los escritores.
Sin perjuicio que el conocimiento masivo le llegó a través de la película ganadora del Oscar , dirigida por Juan José Campanella "El secreto de sus ojos" (por ser el guionista de la misma y que fue la adaptación al cine de su libro "La Pregunta de sus Ojos") ; Sacheri ya era reconocido por muchos a través de la lecturas de sus cuentos (en momentos en que aún se encontraba con su obra inédita) que realizaba Alejandro Apo en su programa radial "Todo con Afecto", y que lideraba la audiencia de los sábados y que durante quince años se transmitió por Radio Continental.
Un escritor reconocido por la lectura de sus cuentos a través de un programa radial, verdaderamente un canal de difusión propio de décadas pasadas y no propio de los umbrales del siglo veintiuno.
Cuál fue el motivo por el cual  un ignoto escritor del Gran Buenos Aires, se hace conocido y reconocido por su obra antes que ella llegue a la imprenta ,a través de un programa de radio?
Sacheri escribe de una forma y sobre temas que son propios de un gran número de potenciales lectores. Teniendo al fútbol como hilo conductor,  la obra de Sacheri, sobre todo sus libros de cuentos hilvanan historias sentidas sobre temas universales el amor, las amistades, la infancia, y los recuerdos de esa patria imaginaria que es el barrio donde nos criamos.
Con cinco libros de cuentos, "Esperándolo a Tito", "Te conozco, Mendizabal", "Lo raro empezó después". "Un viejo que se pone de pie"  y "Los dueños del Mundo"; y tres novelas "La pregunta de sus ojos", "Aráoz y la verdad" y "Papeles y Viento"; Sacheri ha consolidado una escritura con fuerte personalidad y que es reconocida por miles de lectores.
Fuera de la escritura compleja, experimental a la cual es tan afecta la vanguardia literaria y a la cual rinde permanente reverencia la crítica literaria; Sacheri se hace fuerte en la descripción de historias que pueden ser sentidas como propias por cualquier mortal. Desde sus primeros libros de cuentos, a la publicación de sus novelas, es evidente el crecimiento que ha tenido como escritor.
"La vida que pensamos" reúnen una antología de sus cuentos de fútbol ya publicados con algún cuento hasta ahora inédito.
Como siempre manifestamos en este blog, siempre escribimos sobre obras que nos gustan, nos han conmovido y de las cuales escribimos para tratar de contagiar ese placer a otros. Eduardo Sacheri, es un escritor que nos conmueve, porque nos emociona. Y como si esto fuera poco, compartimos con él, la pasión por los mismos colores de fútbol. Por eso desde la dedicatoria, esta recopilación nos emociona. 
Sacheri escribe "Quiero dedicar este libro al Club Atlético Independiente. Por el amor que siento por su camiseta. Y porque ese amor me lo regaló mi papá".
A través de veintidós cuentos, el autor recorre una acuarela de historias en las que el fútbol sirve para unir, dividir, hermanarse y enamorarse con otras personas.

La amistad adolescente puesta a prueba con compromisos realizados por algunos que alcanzaron el éxito hacia aquellos que se hicieron grandes y quedaron en el barrio teniendo la vida común de las mayorías ( "Esperándolo a Tito"). La crueldad de algunas enfermedades y ese  futuro que se vislumbra con un final inevitable, donde las imágenes del pasado hace que nos refugiemos en días de glorias para poder sobrellevar tanto dolor ("De chilena"). La emoción desbordante de descubrir , a pesar de las fuertes presiones para que adopte colores extraños, que un hijo ha descubierto el amor por la misma camiseta de su padre ("El cuadro de Raulito").  La patente de inmunidad que la mayoría de los futboleros argentinos le hemos dispensado a Maradona ("Me van a tener que disculpar"). Las familias ensambladas, la violencia familiar y la indispensable rebeldía para ir en busca de su destino ("Decisiones"). Una histórica venganza de un grupo de hinchas de San Lorenzo contra las multinacional que les robó la casa ("El golpe del Hormiga") . La aventura de cumplir la palabra empeñada con el amigo que ya no está, para asegurarle su última morada en el lugar que este soñó como ultima parada por este mundo ("La Promesa"). La angustiante situación de adivinar a través de una vieja radio de un automóvil, el destino de primera del equipo de sus amores, en momentos en que el trabajo garantiza llevar unas chirolas para parar la olla ("Motorola"). La determinación del final de un desafío a través de otro artefacto distinto a un reloj y la posibilidad de un milagro ("Lo raro empezó después). El romance prohibido a través del fixture de un Mundial de fútbol ("Un verano italiano"). La infancia, la confianza en el club de nuestros amores, las cábalas, la inocencia y la tristeza de que nuestros mayores ya no estén entre nosotros ("Independiente, mi viejo y yo"). Los jugadores horribles, los que quedan fuera de todos nuestros equipos y los misterios inexplicables ("Por Achaval nadie daba dos mangos). Las trampas necesarias para derrotar al poder de equipos superiores y que los resultados imposibles, se hagan realidad ("Jugar con una tango es algo mucho más difícil de lo que a primera vista se podría suponer"). La sabiduría de algunos futboleros, el dolor de la desaparición de un hijo y la magia del fútbol ( "Un viejo que se pone de pie") . Los rencores familiares, la lealtad sin condicionamiento,  los artilugios inesperados para dar por terminado un partido y los desastres de un trifulca imparable ("El apocalipsis según el Chato"). El amor que obliga a traicionar a los colores que se aman, la imposibilidad de contener tanta mentira y los compromisos para guardar las formas ("Los traidores"). El homenaje hacia un jugador y posterior técnico del club de nuestros amores, en el día de su muerte ("Señor Pastoriza"). La obligación de rebelarse contra las ofensas hacia nuestros padres aunque no haya posibilidad de triunfar y los perdones paternos que nos hacen madurar ("El castigo") . La histórica victoria uruguaya en Maracaná en 1950, la potencia de esa historia y la originalidad de poder lograr con ella, la sonrisa de una mujer ("Una sonrisa exactamente así"). Un cumpleaños especial, las visitas familiares y que el mejor regalo sea un resultado de un partido de fútbol ("Feliz cumpleaños"). Las carreras de futbolistas truncas, las tentaciones del delito y las posibilidad que el amor nos rescate ("Benito en cuatro meses"). Nuestros viejos, las oportunidades de compartir afectos que no se pueden corregir, los últimos deseos, la tranquilidad de haber cumplido nuestros últimos deseos ("La vida que pensamos" ). Las relaciones entre padres e hijos conflictivas, el afecto sin palabra y una radio que nos une en una pasión ("Dominó"). El deseo de todo creyente y futbolero que el cielo reúna determinadas condiciones ("Epílogo, oración con proyecto de Paraíso)
Literatura de la buena, protagonizada por gente común. El fútbol que recorre nuestra historia. Un libro para gozar de principio a fin.
El autor define el contenido de este libro de manera brillante " En esas vidas habita con frecuencia el fútbol. Porque lo jugamos desde chicos. Porque amamos a un club y a su camiseta. Porque es una de esas experiencias básicas en las que se funda nuestra niñez y, por lo tanto, lo que somos y seremos"
No desaprovechen la oportunidad de emocionarse. Compren este libro.