viernes, 3 de mayo de 2013

Si de fotos se trata…


(Estas líneas pertenecen a Gabriel Catanzaro, músico, compositor y amigo de la casa. Me fueron enviadas a modo de generosa solidaridad ante disidencias entre amigos. Las comparto con Uds. porque el talento y afecto con las que están escritas merecen ser compartidas)
Se acercaba el 6 de enero de 1967, se acercaban los Reyes Magos. Yo tenía seis años y sin saberlo comenzaba a desandar el último tramo de aquella infantil y mágica inocencia, en el lejano Oeste suburbano. Mi pedido había sido rotundo: el equipo de San Lorenzo, completo. Camiseta, pantaloncito y medias. Los Sacachispas y la pelota, corrían por mi cuenta, mejor dicho, por la de mi papá. Mis dos hermanas y yo, aunque la mayor ya estaba “avivada”, los esperábamos ansiosos y la noche anterior, la casa se impregnaba de una emoción que solo volví a sentir cuando me convertí en padre-rey mago de mis hijos. A la mañana siguiente uno se encontraba con los regalos en el comedor, vasto territorio que solo se visitaba en ocasión de las Fiestas, cumpleaños o alguna visita importante, infrecuente por cierto.
El asunto fue que esa mañana, algo anduvo mal. Apoyada en la puerta, la vi: una bicicleta. Una roja y brillante bicicleta. La alegría de mi viejo se disolvió en mi puchero. Pobre Rodolfo, laburante y jefe de una familia con tres chicos y mujer ama de casa. Es hermosa, me dijo. Y yo, con la garganta anudada, denunciando el error… Seguro que el año que viene te lo traen, aportó mi vieja, triste y dulce a la vez.
Y sí. Las madres raramente se equivocan y los Reyes cumplieron al año siguiente. En el sillón del comedor brilló el tesoro azulgrana de piqué y algodón, iluminando la mañana.
Nobleza obliga, debo decir que la bicicleta se convirtió en una amiga inseparable y me acompañó el anterior verano y muchos otros, engalanada con cintas rojas y azules en el manubrio.
Del equipito vistiendo mi pequeña humanidad, quedaron un par de fotos en blanco y negro, que me sacó el viejo en el potrero de enfrente. Como si fuera el Lobo Fisher…
                                                       Gabriel Catanzaro



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