Nos unen demasiadas cosas, que en determinados momentos parecen ser ninguna. En algún momento acordamos no saludarnos el día del amigo, porque coincidentemente compartíamos la creencia que saludarse ese día era la máxima comprobación que uno no lo era del otro. Para que saludarse acerca de lo que uno siente? Era claro que no nacimos para el marketing.
El sostiene que los vientos políticos nos hace estar en veredas opuestas. Y yo creo que hasta altura del partido no me interesen las veredas.
A los dos nos gusta la cerveza negra, y no es común que pase. El venía de un terremoto laboral y a mi se sacudió el sismografo.Pasamos un par de horas hablando de cosas que, quizás no habíamos hablado nunca.
Repasamos historias, divorcios, amores y proyectos. Tenemos un amistad indestructible. Ahora que nuestros hijos nos dan clases de sorpresas, adherimos los dos a una frase de Cata (su hija) cuando en una tarde sureña ante la pregunta de su padre acerca de que estaba masticando, simplemente le contestó " estoy masticando pensamientos". Difícil resistir la tentación de comerla a besos.
Los tiempos son muy violentos, y los encuentros se hacen más complicados. Siempre he tenido la certeza que encontrarnos y filosofar y discordar, me nutren de cosas que me mejoran como persona.
En tiempos dificiles, siempre recurrimos al otro. Y eso a que durante mucho tiempo no les ha dado importancia, lo empezas a ver que es un espacio para pocos. En este jueves santo, de un feriado inifito, termino rescatando que ha un sido un día que no voy al olvidar. O sea un día que valió la pena ser vivido.
Qué bárbaro todo esto, por eso entiendo lo de Vientos de blog, tanta atmósfera putrefacta, tanto verde piel frente a las redes y una brisa de esperanza se encargó de acomodar lo que parecía irresoluto.
ResponderEliminarGracias y perdón la tozudez inútil con la que construyo mi esencia.
Brindo por jueves santo y celebro la recurrente resurrección de esta amistad vivida. (o lo que sea)