viernes, 14 de mayo de 2010

Veintiocho

Esos son los años que van desde el primer Obras de Baglietto hasta hoy. Tiempos de la Argentinidad al palo. Malvinas y una guerra a la  que el país jugaba en un tablero de T.E.G.; en la que todos sabíamos de aviones, estrategias, portaaviones emulando al Yeneral Gonzalez de Costa Pobre que inmortalizara el Negro Olmedo. En ese ambiente llegaba a Nuñez esa banda de rosarinos, comandadas por un por aquellos tiempos pelilargo, de voz finita al hablar y potente y desgarradora al cantar.
Juan y los suyos habían tenido un gran repercusión en la tercera edición del Festival de La Falda, por febrero del ochenta y dos, en el único evento veraniego que albergaba a las bandas de rock conocidas y por conocerse que solía hacerse por aquellos primeros veranos de los ochenta. La revista “Pelo” (house organ del rock vernáculo por aquellos tiempos), había llevado esta novedad hasta la Capital (lugar que te reconoce o te ignora , con la misma intensidad e igual grado de crueldad).
Hasta ese momento la única aparición de Baglietto en Buenos Aires había sido en el Encuentro de Musica Popular Argentina organizado por la revista Humor, en agosto del 81. Era solo conocimientos de expertos su participación en Irreal, banda rosarina disuelta antes de la aparición de su primer disco en el setenta y nueve.
Abril del ochenta y dos llega con la guerra, la aparición de “Tiempos dificiles” (con esa historica tapa chaplinesca) y la firma con EMI ODEON, de un contrato leonino que lo obliga a la salida de seis discos en un lapso menor a seis años (como si el arte pudiera reproducir hechos culturales emulando la linea de ensamble de una fabrica de heladeras).
Y de pronto... la guerra. Los militares en un subito ataque de nacionalismo cultural, prohibieron la emisión por los medios de canciones interpretadas en inglés. Los programadores tuvieron que hechar mano a todo esos grupos y artistas a los cuales los militares, le habian censurado canciones, llevado en cana a sus asistentes a los recitales, o los habian obligado a tomarse el palo para poder asegurar su vida.
Producto de ello, “Tiempos dificiles” vende treinta mil copias en un mes y “Mirta de regreso”, “Era en abril”, “La vida es una moneda” giran todo el día en radios y disquerías.
Esto obliga a la presentación oficial, y la llegada a la Meca del Rock es destino inevitable. Catorce de mayo del ochenta y dos es el día. En la filas para comprar las entradas en el estadio Obras (no existian puntos de ventas ni ticketron), se mezclan los que van a comprar las entradas para este recital, y los que llevan un alimento no perecedero para llevarse el ticket para asistir al Festival de la Solidaridad, que se llevaría a cabo dos días despues en las canchas de Obras para reunir alimentos para los pibes de la Guerra.
Noche de otoño, el tren desde Retiro a Nuñez es ruta obligada para muchos, como tambien el viajar colados.
Al fin el momento llega, y Juan con ese mameluco Little Stone al comando de su acustica Ovation, inicia el show con un tema que hoy no tendría sentido ni explicación pero absoluto canto de rebeldía por aquellos años....”La censura no existe”.
Liderando una banda casi irrepetible, por la diversidad de talento y egos, subió con Goldin en guitarra, Silvina Garré en voces y terribles ojos azules, Fito en teclados y poesia tanguera adolescente, el Tuerto Sainz en bajo y Marcos Pusineri en batería.
Tres horas y medias abarrotadas de poesía, musica urbana, candombe, folklore y una permanente marco tanguero en concubinato con el rock. Demasiada exposición de influencias, a la que los cultores del rock habían negado durante mucho tiempo u aceptado a regañadientes. A manera de rubrica de donde venían todos ellos, sube Litto Nebbia para hacer su versión demoledora de su “Yo no permito”. Habian pasado con sus letras, Abonizio, Fandermole, Fabian Gallardo, Lalo de los Santos (Rosario te debe su himno), Chico Novarro.
Me descubro esta mañana recordandome silbando Puñal tras puñal, caminando en el pasillo de la estación en busqueda de ese tren que me acercara al Sur y me confirmo que hay momentos en la vida que dejan marcas en el aire...

No hay comentarios:

Publicar un comentario