sábado, 16 de febrero de 2013

Argentina, pais de buena gente




"Nos duele profundamente lo que nos pasó a los argentinos a horas de terminar el año pasado. Nos duele porque son nuestros hijos, nuestros hermanos, aquellos que comparten con nosotros el deseo de una patria mejor y que sucumbieron ante la irresponsabilidad asesina, casi masacre, que sometió a la muerte a casi dos centenares de argentinos", esas fueron las palabras del entonces Presidente de la República Argentina Dr. Néstor Kirchner en un acto celebrado el 13 de enero de 2005 en la localidad bonaerense de J.C. Paz en oportunidad de un acto para entrega de viviendas; refiriéndose a la catástrofe ocurrida en el local  "República de Cromagnon" donde murieron     ciento noventa y cuatro argentinos y produjo   miles de heridos..
Estas palabras fueron las primeras declaraciones presidenciales sobre una tragedia sucedida catorce días antes.
"Jamás me verán haciendo escenas o tratando de capitalizar el dolor de los argentinos". Esas fueron las palabras del ex presidente en otra parte del mismo discurso, quizás a modo de justificativo por las más de trescientas cuarenta horas de silencio de la máxima autoridad política del país, ante una las mayores tragedias sucedidas en la Argentina en toda su historia.

Donde se encontraba Nestor Kirchner en todo ese tiempo de silencio? En Calafate, localidad ubicada en la Provincia de Santa Cruz de donde era oriundo, con el objeto de pasar en familia las celebraciones de año nuevo.

El presidente de un país ante un desastre que dejó mayor cantidad de muertos que los dos atentados terroristas ocurridos en la década anterior juntos (Embajada de Israel y A.M.I.A.) optó por el silencio.

El costo político de lo ocurrido en Cromagnon recayó en el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Aníbal Ibarra. Tiempo después, Ibarra fue destituido como consecuencia de la tragedia. Pero aquí cabe hacer un pequeño análisis politico de los motivos de esta destitución.


Ibarra es eyectado de su puesto no por su responsabilidad en lo ocurrido en la noche del 30 de diciembre; que obviamente la tuvo. Pierde su puesto por carecer de una estructura partidaria con suficiente peso en la Legislatura que evitara su despido.
Ibarra es el producto politico de un proyecto partidario que fracasó estrepitosamente en la Argentina (Alianza- Frepaso), con la huida en helicóptero de Fernando de la Rúa como estandarte. Un año antes de Cromagnon, había renovado su mandato en una alianza con el kirchnerismo que le permitió ganarle al candidato de centro derecha Mauricio Macri en segunda vuelta. Pero en una victoria pirrica, Ibarra tuvo que ceder al poder central la conformación de la lista de legisladores y ahí radica el verdadero motivo de su destitución.
El kirchnerismo nunca lo sintió tropa propia y lo encontró el chivo expiatorio ideal para que las responsabilidades políticas de lo ocurrido no ascendieran hacia los cargos del gobierno nacional.

El travestimo y reciclaje político tan habitual en el escenario partidario argentino, hizo que los votos que conformaron la mayoría para la destitución de Ibarra fuera integrada por legisladores que ese momento pasaron a formar parte del Kirchnerismo, cuando en realidad su banca fue obtenida a través su participación en la listas del Macrismo. Derecha o izquierda (o su patética representación de ellas), todo sirve para acobijarse bajo el calor del Poder. De convicciones mejor hablar en otro lado. Y resalto que esto va más allá de la indudable responsabilidad de Ibarra, como máxima autoridad politica de la Ciudad de Buenos Aires.

El silencio presidencial ante la tragedia durante quince días y su invisibilidad en el escenario político, lograron que Ibarra, Chabán Callejeros, el S.A.M.E., el representante de la banda, la policía federal y los funcionarios encargados de los controles e inspecciones a ese tipo de locales, cargarán de manera exclusiva con la responsabilidad de la masacre.

Cual fue la reacción de la sociedad que vive en Capital Federal y Gran Buenos Aires, de donde oriunda la totalidad de la victimas de Cromagnon?
Más allá de la congoja mediática  el natural dolor de las victimas y los grupos afines a ellos; a menos de veinticuatro horas de Cromagnon, se despedía el año y comenzaba uno nuevo.
Y el grado de verdadera sensación de duelo de la sociedad la pude comprobar desde un balcón del barrio de Caballito, en el centro geográfico de la ciudad, donde tenía clara visión del oeste del Gran Buenos Aires y la zona norte de la Capital. El sur del Gran Buenos Aires se me hacía poco visible por dos grandes torres de departamentos y el estadio de Ferrocarril Oeste, pero algo se podía divisar y el panorama  no era distinto al que veía con claridad.
Llegada las doce de la noche de aquel treinta y uno de diciembre, la sociedad festejó la llegada del nuevo año, como si nada hubiera alterado el humor de la sociedad, con la utilización plena de...fuegos artificiales.
Un festejo con  la manipulación de los mismos artefactos que llevaron a la muerte a dos centenares de pibes, fueron utilizados para celebrar el año nuevo. Mientras veía en el cielo porteño la explosión de cañitas voladoras, bengalas multicolores, apoyado en el balcón de ese departamento; no pude dejar de tratar de imaginarme (solo imaginarme, porque el dolor de la perdida de un ser que querido no puede representarse en toda su vivencia) y sentí una rara mezcla de sentimientos: bronca, desilución, enojo, y comprendí que si el dolor no nos roza, ese dolor no es totalmente ajeno, pertenece al mundo de los otros y no adquiere para nosotros ningún tipo de significación
Porque esa bengalas fueron prendidas por padres de familias, fanáticos de callejeros, por gente que insultaba a Kirchner por su silencio ante la tragedia y a Ibarra y a toda la clase política por su.impericia y corrupción. No habían transcurridos semanas de la tragedias, sino que solo menos de veinticuatro horas; lo que pareciera definirnos como una sociedad con un traje de amianto a todo lo que le ocurre al otro. Solidaridad? Luto colectivo? Congoja y dolor comunitario? Un verso para el momento de las discusiones de sobremesa y las charlas de cafés; los hechos demostraron que más allá de esas situaciones, el dolor y la consciencia civica es una absoluta mentira.

“No, no, más adelante”, dijo Cristina Kirchner cuando los periodistas le pidieron alguna declaración sobre la reciente muerte de 11 personas en el trágico accidente de Flores, ocurrido el martes 13 de septiembre de 2011. Se encontraba en París y acababa de inaugurar una exposición fotográfica sobre el Rally Dakar en la Argentina. El “más adelante” nunca llegó.
Un día después de la tragedia, el Papa Benedicto XVI hizo llegar sus condolencias a los familiares de las víctimas y a todo el país. Cristina, en esa oportunidad, no lo hizo.
Tampoco lo hizo luego de conocerse la aparición sin vida de la niña que mantuvo en vilo al país, Candela Rodríguez, ni con las víctimas del terrible accidente aéreo del avión de Sol, en Prahuaniyeu, Río Negro, el 18 de mayo de 2011, que dejó 22 muertos.
La presidenta argentina, replicó con total exactitud la conducta del ex presdiente y marido de la actual mandataria.

Si la actitud de no realizar declaraciones ante tragedias que afectan a distintos sectores de argentinos, hubiera sido prácticada en una sola ocasión; podría haber sido imputada a un error comunicacional, yerro político criticable o falta de reacción subsanable.
Pero cuando ese mecanismo se repite sistemáticamente  no puede ser imputable a otra cosa a que el silencio ante las tragedias, forma parte de un práctica política fríamente calculada a fin que el daño sobre su imagen sean de menor cuantía, conseguir tiempo para encontrar al responsable del mismo lo más lejos de su esfera de poder, y conociendo en profundidad la forma de ser de los argentinos, ha tomado como bandera la frase grabada en el anillo de Julio Grondona (presidente eterno de la Asociación de Fútbol Argentino y asociado a todos los gobiernos en el poder durante los últimos treinta y cinco años de política argentina; incluido el de la Presidenta Kirchner): "Todo Pasa"

En las cercanías de cumplirse un año de la tragedia de Once de Once (accidente ferroviario donde murieron 52 personas por motivos que aún la justicia trata de averiguar sus origenes y donde se encuentra procesados varios funcionarios del gobierno nacional por su responsabilidad en la desastrosa politica ferroviaria llevada a cabo en los últmos diez años), cabe recordar no solo la memoria de los muertos; sino también la reiteración de las conductas de aquel momento
.“Cristina de Kirchner tiene previsto hoy hacer honor a un viejo ritual K: ir al sur a refugiarse en Calafate cuando estalla alguna crisis. Allí se replegó Néstor Kirchner con la primera marcha, estruendosa y masiva, por Axel Blumberg que hasta derivó en una mini-internación del ex presidente”, recordaban algunos diarios por aquellos días.
Lejos de una quita de concesión a la polémica y ya señalada empresa TBA, de “renunciar” a algún funcionario del área, de presentarse en algunos de los hospitales que recibían a las víctimas o incluso en la estación de Once luego de la tragedia, Cristina volvió a elegir refugiarse de los problemas en El Calafate.
Si bien en el sitio de prensa de la Casa Rosada la agenda se mantiene “sin actividad”, la presidenta tiene planeado regresar el domingo por la noche para partir el lunes hacia Rosario —en el marco de 200º aniversario del primer izamiento de la bandera argentina. Están convocados gobernadores y ministros y significaría la reaparición pública de Cristina tras el accidente.
Hasta ahora, la única participación que ha tenido la mandataria, ha sido un escueto comunicado de condolencias a última hora del miércoles, el decreto de dos días de luto nacional y el haber instruido al ministro de Planificación, Julio De Vido, para que el Estado se presente como querellante en la causa donde se investigará las razones que llevaron a la muerte a 50 personas arriba del ferrocarril Sarmiento

Esa era la reseña de las actividades presidenciales del 22 de febreros de 2012, en uno de los diarios de aquellos días, la jornada posterior al accidente ferroviario.
"No esperen de mí jamás, ante el dolor de la muerte, ante la tragedia, la especulación de la foto o del discurso fácil, porque sé lo que es la muerte y sé lo que es el dolor". Esa fueron las primeras declaraciones acerca de la tragedia de la presidenta Kirchner en un acto público realizado en la ciudad de Rosario, con motivo de un homenaje realizado a unos de los más grandes próceres de la Argentina, el Gral. Manuel Belgrano. Las primeras palabras presidenciales al respecto, seis días despues de la tragedia.
Previamente a su alocución y mientras hacía uso de la palabra la intendenta de Rosario, acercándose hacia el borde del escenario donde se encontraban los militantes de la agrupación juvenil oficialista "La Campora" que la vivaban estruendosamente, se acercó a ellos y de manera euforica repitió con sus labios de manera que resultara evidente y que fueran captadas por cámaras de televisión una frase que se convertiría en bandera de gestión de allí en adelante "Vamos por todo" gesticula CFK de manera sostenida. El discurso de otro funcionario, los motivos del acto, la tragedia sucedida días anteriores pasaban a un segundo plano peso su posterior discurso.



En esos días posteriores a la tragedia,  la agenda oficial paraguaya indicaba que el presidente Lugo viajaba a la Argentina el viernes 24 de febrero de 2012 rumbo a la Argentina para brindar su apoyo y solidaridad a las familias paraguayas que perdieron a un familiar o ser querido en el accidente. Lugo después de reunirse con los paraguayos, visitará en Calafate (Provincia de Santa Cruz) a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a quien expresará sus condolencias por las pérdidas humanas de las familias de ese país”, indican los matutinos del hermano país.
A punto de cumplirse un año de la tragedia de Once, cual es la memoria colectiva de la sociedad argentina sobre el accidente?
De manera notable, y dolorosa, la describe Jorge Fernandez Diaz en una columna de opinión en el diario La Nación. Allí describe con precisión, la indiferencia de los pasajeros del tren Sarmiento (la misma linea de tren y con el mismo recorrido que el que produjo el accidente hace menos de un año) para sumarse a una campaña de solidaridad y homenaje con las víctimas del 22F con el solo hecho de sacarse una foto con un cartel que rememora a las victimas. Aquí la columna.
La tragedia de la discoteca Kiss en un estado de Brasil, produjo una actitud totalmente distinta a las aquí descripta por parte de la presidente Dilma Roussef. 
"Quien necesita de mí en este momento es el pueblo brasileño. Le pedí a todos los ministros ayudar en lo que puedan y trasladarse allá y yo también estaré allá", dijo ella poco antes de embarcar con rumbo a Santa María, una ciudad en el interior de Río Grande do Sul, estado del sur de Brasil fronterizo con Argentina y Uruguay.
Rousseff abandonó la cumbre de Chile en la que estaba reunida con líderes de la Unión Europea y Latinoamérica, llegó a Santa María, visitó el Hospital de Caridade -donde se encuentran algunos de los supervivientes heridos-, luego se desplazó hasta el gimnasio del Centro Deportivo Municipal, donde se realizaba el reconocimiento de los cuerpos de las víctimas mortales del incendio, y más tarde conversó con algunos familiares de las víctimas, visiblemente emocionada.
Rousseff, acompañada por sus ministros de Salud, de Educación, de Desarrollo, Industria y Comercio; y de Derechos Humanos, se reunió con algunos de los heridos en el hospital de la Caridade y con los familiares de las víctimas en el Centro Deportivo Municipal, el gimnasio al que fueron conducidos los cadáveres para su identificación.
La similitudes entre la catástrofes de Kiss en Santa María y Cromagnon en la ciudad de Buenos Aires ya ha sido analizadas. Lo que las diferencia es la actitud del máximo responsable político del país.

Pero con la necesidad imperiosa de dejarnos de mentirnos acerca sobre las excepcionales calidades humanas que supuestamente tenemos los argentinos, creo que la actitud de Dilma hubieran tenido en la sociedad argentina una valorización. Porque ha quedado demostrado que las tragedias de nuestros propios hermanos, nos son ajenas, más allá de las lógicas y comprobables excepciones que pueden ser contrapuestas a lo aquí escrito. Y no solamente por parte de la dirigencia política que para aviso de algún distraído, no salen de un repollo o un plato volador. Surgen y son parte de la misma sociedad que los vota o los putea, o sea muchachos son parte representante de nuestras miserias.
En algún momento fuimos la "Argentina potencia" en otro eramos "derechos y humanos", ahora "somos un país de buena gente"; yo creo que somos un país de mentirosos.



domingo, 10 de febrero de 2013

Besos en la República de la Muerte

En el silencio de la noche, en plena oscuridad, dentro de un nube de gases mortales, cientos de celulares suenan ininterrupidamente; en una búsqueda desesperada de quienes llamaban para que la peor de las suposiciones no fuera cierta. Allí quedó ese teléfono con ciento cuatro llamadas perdidas, con padres hermanos y amigos esperando que el milagro ocurriese y poder llorar de alegría por tener a uno de los suyos vivo. Las lagrimas fueron de desesperación, dolor y bronca.Algunos policías contestaban las llamadas. “Llamé a mi hijo y un policía me atendió y me dijo que estaba muerto”, cuenta Ana Paula Oliveira, madre de Pedro Oliveira Salla.
"Incendio en la Kiss, socorro", Michele Cardozo posteó este mensaje a través de su celular en Facebook a la 3:20 de la mañana del 27 de enero de 2013.Michele recibió respuestas inmediatas preguntando si estaba bien. Era muy tarde. Michele ya había muerto asfixiada buscando una salida, al lado de su hermana Clarisse.  En esa madrugada murieron doscientos treinta y cuatro jóvenes entre dieciocho y treinta años, 
Ocho años antes a mil cien kilómetros de Santa María, ciento noventa y cuatro pibes encontraron la muerte en una situación bastante similar con un número de heridos cercano a las mil cien personas.
Callejeros y Gurizada Fandangueira, serán bandas malditas a partir de las noches en que cada una de las tragedias les marcó la suerte.
Rua dos Andradas 1925 y Bartolome Mitre 3070, los lugares de las tragedias, fueron  a partir de ellas lugares convertidos simultáneamente en grandes cámaras de gas y santuarios.
Kiss y República de Cromagnon, comparten una ruta de impericia, irresponsablidad, egoísmo asesino y corrupción que convierten a estas tragedias en productos derivados de la desidia por la vida humana. 
Las bengalas encendidas en lugares cerrados, son el arma mortal que desencadenan las dos masacres-
En Kiss tocaba la banda Gurizada Fandangueira. Marcelo Santos, el cantante, hizo lo de siempre en sus conciertos: Alzó en la mano una bengala. Y como parte del espectáculo surgió del escenario la pirotecnia conocida como “lluvia de estrellas” cuando tocaban su quinto tema.
Kiss contaba con una habilitación para seiscientas noventa y una persona, esa noche en el local se calcula que había más de mil.
En Cromagnon , la muerte había dado señales de su llegada en un par de oportunidades antes que decidiera su definitivo arribo. En mayo de 2004, durante un recital de Jovenes Pordioseros, un principio de incendio causó la evacuación de todos los espectadores y debió ser extinguido por el personal de seguridad. El 25 de diciembre, una semana antes de la catastrofe, se produjo otro foco de incendio que pudo ser sofocado.
Callejeros, llega a esa noche fatal, como la banda de las bengalas. La carga de esa mística hace que Chabán (dueño de Cromagnon), al ver como venía el ambiente, se subiera al escenario y dijera " No sean pelotudos. No tiren bengalas. Acá hay 6000 personas y no quiero que pase lo de Paraguay (refiriendose a un incendio en un shopping de ese país con cientos de muertos). Si alguien prende algo nos morimos todos."
Cromagnon estaba habilitado para realizar espectáculos con una capacidad de hasta mil treinta y una personas, esa noche de diciembre se encontraban allí más de cuatro mil quinientas.

Los propietarios de Kiss habían hecho retirar los matafuegos del local por cuestiones estéticas  en Cromagnon diez de los quince extintores se encontraban despresurizados.
Kiss contaba con una sola salida de emergencia sin señalizar, por lo que en el medio de una nube negra de cianuro el cartel verde que señalizaba los baños fueran confundidos con ellas, a lo que hay que agregar que las ventanas de los baños se encontraban selladas. Como resultado de todo esto, el noventa por ciento de los cuerpos fueron encontrados en ese lugar.  La salida de esta trampa mortal fue aún más dificultosa ya que los guardias de seguridad interpretaron que la marea de gente queriendo salir del local era causada  como fruto de una pelea entre parroquianos y su intención de irse sin pagar sus consumiciones.
En Cromagnon, las puertas de emergencia se encontraban atadas con cadenas, para evitar que por allí ingresaran seguidores de Callejeros sin abonar entrada.
La habilitación por parte de los cuerpos de bomberos locales, se encontraban vencidos para ambos locales.
En Kiss la bengala lanzada por uno de los integrantes de la banda  hace arder  el techo del local recubierto con espuma acústica, la que en contacto con el fuego genera gas cianuro. El humo negro tardó solo quince segundos en ocupar todo el sitio.
En Cromagnon, la bengala lanzada por alguien del público ubicado cerca del escenario, se estrella contra la media sombra puesta cerca de los techos del local de manera decorativa. La combustión de esa malla originó dióxido y monoxido de carbono y acroleína, aumentando la cantidad de humo y goteando sobre los asistentes, ocasionándoles quemaduras. Según informe técnicos de organismos oficiales el volumen de ácido cianhídrico, con el local lleno, alcanzaba los 255 ppm, siendo el nivel letal para ratas de laboratorio de 150 a 220 ppm. El foco de incendio comenzó en una superficie de unos 20 a 30 centímetros, pero comenzó a expandirse rápidamente debido a la presencia de espuma acústica. El material del techo comenzó a quemarse y a liberar gases tóxicos, la temperatura alcanzó los 400º C y la combustión terminó una vez que se había consumido todo el material. Al disminuir la temperatura, el humo tóxico comenzó a descender y  ser aspirado por las personas que se encontraban en el lugar. El humo a altas temperaturas produce edema pulmonar y tapiza las mucosas formando una capa impermeable al oxígeno, algo que afectó a muchas de las víctimas del incendio.

La habilitaciones de Kiss y Cromagnon, han tenido un cúmulo de irregularidades, en ambos casos los organismos de contralor cerraron los ojos ante incumplimientos flagrantes a las normativas que regulan el funcionamiento de estos locales, los que de aplicarse de manera efectiva hubieran significado que ninguno de los dos locales, al momento de desastre deberían haberse encontrado funcionando.
Tanto en Santa María como en Buenos Aires, correr en busca de una salida desesperada y de que forma caer al piso arrastrado por la marea humana es la diferencia entre la vida y la muerte. Caer boca abajo evitaba en gran parte inhalar los gases mortales que invadían los locales, quedar tendido en el piso boca arriba era casi una segura sentencia de muerte.
En Santa María la morgue local tiene la capacidad para alojar diez cuerpos, por lo que el Centro Deportivo Municipal funcionó a manera de ella y ese fue el lugar donde los familiares debieron reconocer los cuerpos de sus familiares.

En Buenos Aires, la morgue local tampoco tenía la capacidad para soportar los cádaveres producidos por la tragedia y sus familiares peregrinaron decenas de horas queriendo saber la suerte de sus seres querido por la morgue judicial (que brindaba información confusa y a cuentagotas) y por todos los hospitales radicados en la Ciudad.
Luego de la tragedia de Cromagnon, se sucedieron muertes de familiares afectados de manera irreparable por la perdida de sus seres queridos. Se produjeron suicidios e intentos de suicidios de aquellos que sobrevivieron. Segura y lamentablemente esto se repetirá entre las victimas y familiares de lo ocurrido en Kiss. La muerte pareciera dar por terminada su labor en una noche de pesadilla. Las pesadillas continuaran rondando a todo ese grupo de personas para la cual su vidas jamás serán las mismas después de esa noche de enero.
Politicos corruptos, bandas irresponsables y empresarios inescrupulosos conforman parte de un cuerpo inseparable que lleva a los jóvenes a la muerte.
De no variar todos estos actores, cada determinada cantidad de tiempo nos veremos obligados a llorar nuevas víctimas. Es una obligación moral colectiva, variar la forma en que nuestras sociedades se desenvuelven.
La justicia debe condenar a los responsables, es el comienzo imprescindible para no repetir catástrofes  Es necesario, pero no alcanza. Debe haber un cambio mayor, y ese cambio depende de todos, más allá del país en que vivas.
La locura de la sociedades en que vivimos ha transformado a la música y a los recitales (la celebración de aquella), en una posibilidad de muerte. Perder generaciones de jovenes, es la forma más aberrante de matar al arte.

Hemos encontrado, y repetido una formula para perder casi quinientos chicos en dos recitales (Escasa o nulas salidas de emergencia, bengalas, hacinamiento y corrupción). Es hora de cambiar la fórmula, para no seguir llorando por centenares de jovenes vidas inconclusas por la estupidez de los mayores