Reencuentro



Posar mis manos sobre tu superficie, tornan torpes las caricias luego de tantos años transcurridos desde el último encuentro.
Esa amarga sensación de asignatura pendiente, cuando el estar frente a frente no produjo los resultados primariamente imaginados.
Dificil se me hace recordar cual eran los rituales de nuestras reuniones.
De inmediato surge cual era mi principal dificultad para que te deslizaras rápidamente y pudieras moverte de manera cómoda; la precisión en las palabras. 
Escasas eran las formas para enmendar los errores, y cualquiera que fueran siempre dejaban marcas visibles. 
Tener una idea, sensación o emoción a transmitirte era un requisito indispensable para que me encontrara frente tuyo.
La mente carente de ideas , devenía en una reunión de silencios dolorosos o blancos angustiantes.
Demasiados errores, hacía volver todo a fojas cero, y el tacho de basura daba cuenta de los intentos frustrados.
El tiempo, tanto a vos como a mi, nos han puesto en lugares de descarte. 
Los golpes nos han hecho objetos defectuosos, producto de la fatiga de los materiales. 
De igual manera hemos adquirido una pátina de residuos, que vuelven nuestras palabra más borrosas
y que al ser expresadas laceran las almas o los papeles.
Desde una visión optimista, también debe ser dicho que nuestros encuentros podían celebrarse al aire libre o escasa luz, dependían solamente de tener algo para decirte y que vos lo reflejaras.
Casi todo lo dicho fue carcomido por la humedad o el olvido. 
Esas palabras tuvieron una muerte digna, no hay mago de la modernidad que pueda rescatarlas, solo mi memoria.

Comentarios

  1. Maestro, la memoria siempre es colectiva, así que ahora haga camino y arranque...

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