Dos Stellas en Caballito
Nos unen demasiadas cosas, que en determinados momentos parecen ser ninguna. En algún momento acordamos no saludarnos el día del amigo, porque coincidentemente compartíamos la creencia que saludarse ese día era la máxima comprobación que uno no lo era del otro. Para que saludarse acerca de lo que uno siente? Era claro que no nacimos para el marketing. El sostiene que los vientos políticos nos hace estar en veredas opuestas. Y yo creo que hasta altura del partido no me interesen las veredas. A los dos nos gusta la cerveza negra, y no es común que pase. El venía de un terremoto laboral y a mi se sacudió el sismografo.Pasamos un par de horas hablando de cosas que, quizás no habíamos hablado nunca. Repasamos historias, divorcios, amores y proyectos. Tenemos un amistad indestructible. Ahora que nuestros hijos nos dan clases de sorpresas, adherimos los dos a una frase de Cata (su hija) cuando en una tarde sureña ante la pregunta de su padre acerca de que estaba masticando, simplemente le